LA TERCERA DIMENSION
LA TERCERA DIMENSIÓN
Aunque se nos siga haciendo raro, ya hemos aceptado al tiempo como cuarta dimensión de nuestro Universo. Pero nuestra mente sigue siendo incapaz de imaginarse más dimensiones, tal como proponen la Teoría de las Supercuerdas y similares. En realidad, ningún humano (por muy físico cuántico que sea) puede percibir esas dimensiones. Sencillamente, suponer la hipótesis de que existen hace que los cálculos cuadren.
Para entender esto, vamos a imaginarnos cómo intuir la existencia de una tercera dimensión a partir de un mundo aparentemente bidimensional. Supongamos un planeta como nuestra tierra, pero liso como una bola de billar, sin ningún tipo de relieve. Este planeta a efectos prácticos es plano para alguien que viva en él.
Este planeta está habitado por una
raza especie inteligente de hormigas. Las hormigas viven a ras de suelo, son incapaces de saltar o ponerse de pie. Además, viven en un planeta totalmente liso. Sin elevaciones, ni agujeros, ni ningún tipo de irregularidad. Para ellas, el mundo es bidimensional. Sólo pueden moverse en dos dimensiones, y además, no tienen ninguna forma de saber ni intuir que existe una tercera.
Pero la tercera dimensión existe, y su existencia hace que nuestras hormigas se vuelvan locas tratando de explicar resultados que son totalmente imposibles en su mundo bidimensional. Por ejemplo, supongamos que una de nuestras amigas, situada en el Ecuador del planeta, comienza a andar, sin desviarse, siguiendo la línea ecuatorial.
Nuestra hormiga recorrerá una gran distancia y, eventualmente, dará la vuelta entera al planeta, llegando al punto de partida. Pero… ¡esto no es posible en un mundo bidimensional! A no ser, claro, que en un momento dado llegues al fin del mundo y seas mágicamente teletransportado de nuevo al comienzo. Las hormigas intuyen que esta explicación no es muy realista, y siguen realizando experimentos.
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