EL MACHISMO
EL MACHISMO
¿Que es el machismo?
El machismo es una vertiente del sexismo o prejuicio sexual, que se expresa por lo regular, de manera inconsciente en la mayoría de las sociedades humanas. Este sistema de creencias o ideología clasifica por grados de superioridad e inferioridad a los seres humanos según el grado en que actúan; esta clasificación se hace de acuerdo a las expectativas supuestamente “esenciales”, “naturales” o “biológicas” de lo que representa ser un “verdadero hombre” o una “verdadera mujer”.
Las personas son vistas y juzgadas en base a las características del grupo sexual al que pertenecen (hombres = masculinos o mujeres = femeninas), sin tener en cuenta las diferencias que puedan darse entre ellos y dentro de ellos.
También se le llama androcentrismo (el varón como centro), y se manifiesta con una actitud de desprecio y discriminación hacia la mujer. Ideológicamente sostiene que el varón es superior y la mujer debe estar sometida al mundo masculino. No hay base sostenible para dicha idea; por lo tanto, se trata de una construcción cultural.
¿Cómo surge el machismo?
Desde una edad temprana, los varones son llevados a estar conscientes de su conducta que puede hacer que otros sospechen que ellos no son “hombres verdaderos”. Esta conciencia puede hacerse casi de una forma paranoica hacia los adolescentes varones que no cumplen las normas. Esa conciencia es producto de un proceso orientado hacia la construcción de un varón dominante. Los padres temen fuertemente que sus hijos varones eventualmente pudieran exhibir características consideradas femeninas e indeseables para su propia imagen social. Por ello, la madre tiende a conducirse como la guardiana de la sexualidad del hijo, probablemente para evitar cualquier posible cuestionamiento de la misma masculinidad del padre. De esta forma, los varones dominicanos son criados en un ambiente fuertemente restrictivo y prohibitivo, que seguramente deteriora su espontaneidad, autenticidad y alegría, produciendo mucha hipocresía y neurosis.
Las conductas machistas no son producto de un solo factor, sino de una combinación de situaciones que, mantenidas en el tiempo, promueven esta situación como:
– Educación sexista: por mucho tiempo se “educó” sólo a varones, por considerar que las mujeres no eran aptas para aprender. Sin embargo, aunque hoy no se practica dicho modelo en la mayoría de los países, aún se privilegian modelos de enseñanza donde el centro es el varón.
La relación social entre hombres parece tener una clasificación de acuerdo a sus características y conductas. Establece quién es más hombre que quién, y quién ejercerá el rol dominante y el dominado. En nuestro país, podemos pensar en cuatro categorías de poder para jerarquizar las relaciones sociales entre los hombres.
1. Los hombres dominantes: son presumiblemente heterosexuales exclusivos y constituyen la medida con la cual todos los hombres se compararán.
2. Los hombres heterosexuales subordinados: parecen constituir la mayoría de los varones. Son llamados hombres incompletos, hombres en apariencia, hombres dudosos, supervivientes y fracasados.
3. Los hombres subordinados bisexuales: son los que tienen una aparente atracción hacia parejas de uno y otro sexo, y un presunto interés en “someter” o “ser sometido” por otro hombre.
4. Los hombres marginales homosexuales: sufren del estigma contra la homosexualidad masculina que resulta parcialmente en la percepción de este rol como femenino, débil, y carente de poder.
El machismo también perjudica a los varones, que deben enfrentar:
– Violencia de género. Existe cuando las mujeres les exigen o los violentan para que no se comporten como “mujercitas” o “afeminados”, cuando se interesan en aspectos que no son tolerados por los “machos de la manada”. Esto favorece, entre otras prácticas, la homofobia.
– Poca inteligencia emocional. Se les enseña a los varones a no expresar de una manera abierta y asertiva sus emociones, sino a callarlas, anularlas o negarlas, por considerar que ciertas manifestaciones emocionales son propias de mujeres: llorar, tener miedo, sentirse inseguro, interesarse en el arte.
– Educación sexista. Se los educa para comportarse como machos y para tratar a las mujeres como seres inferiores, provocando con eso serias distorsiones en su desarrollo e identidad personal.
– Fracasos matrimoniales. Muchos varones machistas se topan con que su conducta los lleva a fracasar en ambientes en los que no están preparados para manejarse bien, como el matrimonio, considerado dominio de la mujer (la palabra “matrimonio” viene de la expresión latina matri-madre, y monio-dominio).
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